Es un felino grande con la cabeza pequeña y las patas largas, con la espalda de color rojizo intensa o café amarillento. El adulto tiene una capa de pelaje en tono tostado, sin manchas. En vientre es de color blancuzco crema. Las orejas son largas y puntiagudas. Su talla va de 860 a 1219 mm, incluyendo la cabeza. La cola mide 610 a 737 mm y larga y delgada con la punta negra. Pesan entre 24 y 65 kg. Sus ojos son brillantes y amarillos ante el reflejo luminoso. Las crías nacen con pelaje amarillento y manchas negras que pierden a los seis meses.
Comportamiento y reproducción
Son solitarios, silenciosos y territoriales. Su tamaño promedio de camada es de 3 cachorros, y su periodo de gestación dura 13 semanas. Se ha descrito que maúllan como un gato durante el periodo de apareamiento.
Alimentación
Por lo general caza de noche. Pueden trasladarse por largas distancias en busca de alimento. Se alimentan principalmente de mamíferos y en ocasiones llega a atacar al ganado doméstico. Su presa principal es el venado cola blanca, pero también se alimentan del zorro pelón, mono Congo, mono colorado, mono carablanca, puerco espín, guatusa, rata de monte, iguana y tortuga lora.
Prefieren habitar en lugares silvestres; excepcionalmente se acercan a núcleos urbanos. Ejemplares adultos, en especial los de edad avanzada, pueden llegar a tomar al ser humano como presa, especialmente niños, aunque generalmente prefieren emprender la huida ante la presencia de personas en su territorio.
Taxonomía
Hasta finales del siglo XX se habían registrado 32 subespecies de puma, sin embargo, un estudio genético de ADN mitocondrial mostró que muchas de ellas son demasiado similares como para ser reconocidas como taxones diferentes. Tras la investigación, la 3ª edición del «Mammal Species of the World» reconoce solo 6 subespecies.
Estado de conservación
Las poblaciones de pumas pertenecientes a esta subespecie han sufrido una reducción de su geonemia, aunque todavía habitan en regular número en muchos sectores de su antiguo territorio, por lo que la UICN la categoriza como de «Preocupación menor», si bien algunos especialistas creen que sería mejor un cambio a la categoría de «Vulnerable».
En Costa Rica, esta especie está considerada como amenazada. Está protegida y regulada por la Ley de Conservación de la Vida Silvestre No. 7317, la Ley Orgánica del Ambiente No. 7554 y el decreto No. 26435-MINAE.