Historia

Vida civica

ADMINSTRACION MUNICIPAL

La municipalidad de Montes de Oro se encuen­tra organizada en ocho unidades administrativas, in­tegradas por funcionarios y personal correspondiente. El órgano deliberativo superior, el Concejo, se com­pone de cinco regidores tres síndicos, con sus respec­tivos suplentes. (IFAM, Datos Básicos, 1986)
De acuerdo con el Código Municipal, la respon­sabilidad primordial del Concejo es dictar la política general de la corporación, acordar los presupuestos, fijar las tasas y contribuciones, proponer la creación de impuestos y proyectos de ley a la Asamblea Legis­lativa, dictar reglamentos, organizaría prestación de los servicios municipales, y demás funciones admi­nistrativas.
La administración general de la corporación la ejerce el Ejecutivo Municipal, quien además funge como jefe de todas las dependencias municipales y está obligado a vigilar el cumplimiento de los acuer­dos del Concejo, de las leyes y de los reglamentos en general.
Además, la Municipalidad cuenta con los res­tantes departamentos administrativos como Secretaría, Contabilidad, Tesorería, Inspección de Rentas y Catastro, Acueductos, Sanidad y Obras.

Primeros Gobiernos Municipales

Como ya se ha dicho, Montes de Oro fue erigido cantón en 1915, y en esa oportunidad se integró el primer gobierno municipal con tres regidores propie­tarios y dos suplentes, más los tres síndicos propieta­rios y suplentes correspondientes a los tres distritos. También se designó el primer Jefe Político, cargo éste que corresponde a lo que más tarde fue el Delegado Cantonal de la Guardia Rural, quien por aquel enton­ces tenía funciones que hoy son propias del Ejecutivo Municipal.
La primera Municipalidad de Montes de Oro quedó integrada por los Regidores propietarios si­guientes: don José Antonio González Badilla, don Rafael Vargas y don Miguel Flores. Como suplentes, los señores Zacarías Delgado y Eliseo Ramírez.
Como síndicos fueron designados: por el Distri­to Primero, Miramar: Ernesto Matamoros y Federico González; por el Distrito Segundo, La Unión: Víctor Manuel Ruilova y Elías Camacho Alfaro; por el Dis­trito Tercero, el Tigre: Héctor Matamoros y Aquileo Naranjo, según lo recordaba precisamente uno de los designados, don Héctor Matamoros. (Entrevista)

Respecto de los gobiernos municipales que si­guieron inmediatamente después sólo se dispuso de información limitada, pocos documentos y datos ora­les, debido parte al incendio que años más consumiera los archivos correspondientes.

Otros Gobiernos Municipales

Durante el período 1933 a 1935, ejercieron el gobierno municipal las siguientes personas: como Presidente, don Antonio Quirós Araya, Vice-Presidente don Miguel Flores y Regidor, don José Alpízar Barrantes. Suplente fue designado el Sr. Etelberto Gatgcns González.
Los Síndico fueron: por el Distrito Primero, Fidel Rodríguez Cabezas y Lauro Mejía Guido. Por el Distrito Segundo: Juan Rodríguez Villalobos y Maurilio Fallas Moya. Y por el Distrito Tercero: Carlos L. Matamoros Arias y Salvador Ramírez.
En esta misma Municipalidad fue electo don Leonardo Jiménez como Regidor Suplente, pero no pudo aceptar el cargo por serle incompatible con su puesto de Jefe Político y así lo expresó en su oportu­nidad:
«Para el Regidor Suplente el infrascrito Jefe Político se excusa servir este mismo cargo a que fue electo, por ejercer el cargo de Jefe Político del Cantón.» (Actas Junta Electoral, 1933 a 1935, p.9)
En el período 1936-1938, fueron titulares del gobierno municipal, como Presidente, don Antonio Quirós Araya; como Vicepresidente, don Emiliano Gutiérrez Benavidez y como Regidor Ricardo Arguedas Matamoros.
En calidad de Suplentes quedaron los señores Adán Ruphuy Segura y Silvestre González Badilla y como Secretario, Samuel Mora Rojas. Como Síndi­cos: por el Distrito Primero: Gregorio Prendas Mon­tero y Enrique Pochet F.; por el Distrito Segundo: Maurilio Fallas Moya, y por el Distrito Tercero: Ex­pedito Alvarado Cerdas y Carlos L. Matamoros Arias.
En el período municipal correspondiente a los años 1938 a 1940, fungió como Presidente don Edwin Vargas Soto, como Vicepresidente, Ricardo Arguedas Matamoros, como Regidor, Heriberto Mico Ramírez, y como Secretario, Samuel Mora Rojas.
Suplentes quedaron los señores Alcides Vargas González y Roberto Jiménez González; y como Sín­dicos: por el Distrito Primero: Osvaldo Mora Altamira y Julián Elizondo Valverde; Distrito Segundo, Cornelio Zeledón Rojas; y Distrito Tercero: José Alpízar Barrantes y Manuel Quesada Alvarado.
El nombramiento para el directorio de la Muni­cipalidad en el período 1938 a 1940 fue un poco confuso y en el acta de constitución se consigna de la siguiente manera:
«Seguidamente se procedió a la votación, teniendo que votar el suplente don Roberto Jimé­nez González por ausencia del propietario don Heriberto Mico Ramírez y habiendo habido empa­te se procedió a recibir el voto del segundo suplente decidió la votación para Presidente, con su voto como suplente, y aún siendo miembro de la Municipalidad, un mes después
de aquella designación, el Sr. Vargas fue electo Secre­tario Contador Municipal. Esto llamó la atención y más de alguna fuente comentó la posibilidad que el voto para la Presidencia hubiera estado condicionado al nombramiento posterior.
En el período 1940 a 1942, se registró un detalle no muy frecuente: en el acta levantada para nombrar el Directorio de la Municipalidad se dice lo siguiente: «Acto seguido se procedió a la votación te­niendo que votar el primer suplente por ausencia del propietario Santiago Ovares para la elección de Presidente, Vice-presidente, Regidor y demás.

Miguel Ángel y silvestre, que dedicaron parte de su vida al engrandecimien­to del cantón. La
fotografía reconstruida mediante el esfuerzo profesional de la señora Trinidad Gamboa, los presenta con la elegan­cia del vestir, característico de una época en que los oro montanos se relacionaron con al­ tos políticos e inversionistas, poseedores de intereses en las minas.

Habiendo empate en los votos se procedió a recibir el voto del segundo suplente don Joaquín Mora, resultando electo Presidente don Santiago Ovares.» (Id., 1940, p.58)
Como se ve, don Santiago Ovares fue electo sin estar presente ni se le juramentó en el acto para el cargo. Para este período, la planilla quedó integrada de la siguiente manera: Presidente: Santiago Ovares; Vicepresidente: Roberto Jiménez González; Regidor: Francisco Mico Ramírez; Suplentes: Joaquín Mora Campos y Enrique Pochet Feyth.
Como Síndicos fueron designados los siguientes señores: Distrito Primero: Teodorico Porras Carmona, Domingo Flores Guido; Distrito Segundo: Comelio Zeledón Rojas; Distrito Tercero: José Alpízar Ba­rrantes.
En el período 1942-1944, los titulares designa­ dos para la Municipalidad fueron: Presidente: Rober­to Jiménez González; Vicepresidente: Joaquín Mora Campos; Regidor: José Alpízar Barrantes; Suplentes: Jesús Álvarez Villalobos y Hernán Morales Sáenz. Síndicos: Distrito Primero: Edwin Vargas Soto y Ra­fael Saborío Jiménez; Distrito Segundo: Juan M. Vi­llalobos Alfaro; Distrito Tercero: Carlos Arguedas Rojas. (Id., 1942, p.68)
En el período 1944 a 1946, fue electo Presidente, Adán Ruphuy Segura; Vicepresidente, José Antonio González Cordero; Regidor, Francisco Mico Ramírez; Suplentes, Amado Delgado Contreras y Antonio Quirós Araya.
Como Síndicos fungieron: Distrito Primero: Modesto Segura y Edgar Gamboa Bermúdez; Distrito Segundo: Juan M. Villalobos Alfaro y Cornelio Zele­dón Rojas; Distrito Tercero: Ramón Cascante Elizondo y Abel Elizondo Ramírez. (Id., 1944, p.88)
En cuanto a la Tesorería Municipal, de 1937 a 1942, fue ejercida por don Adán Ruphuy, y a partir de 1942, por don Miguel Ángel González.
El 3 de septiembre de 1945, asumió la secretaría y la contaduría, don Juan Morera:
«Presente en este despacho el señor Juan Morera Chávez, mayor, soltero, de veintiséis años de edad, agricultor, fue impuesto de su nombra­ miento como Contador y Secretario Municipal de este Cantón.» (Libro Jefatura Política, p.165)
Para desempeñar las funciones del Concejo du­rante el período comprendido entre 1949 y 1953, fueron designados los siguientes señores: como Pre­sidente, Enrique Pochet Feyth; Vicepresidente, Jorge Cob Jiménez; Suplente, Ornar Matamoros Arias, Moisés Espeleta Sosa y Lesmes Mora Campos.
Como Síndicos propietarios, los señores Venan­cio Aguilar Rojas, Francisco Sibaja Trejos y Ramón Cascante. Síndicos Suplentes: Martín Castro Bolaños, Miguel Vargas M. y Manuel Ramírez. (Actas Municipalidad, dic.1949)
Al final de la década de los cuarenta, hizo su aparición la Junta Progresista y de Vigilancia del Cantón, que tuvo un papel importante en la realiza­ción de numerosas obras de beneficio comunal:
«Cumpliendo órdenes de la Junta Progresista y de Vigilancia del Cantón de Montes de Oro, me es grato comunicarle que en nota, cuya copia adjunto, de la Secretaría de Estado en el despacho de Fomento, el señor Ricardo Arguedas Matamo­ros ha sido nombrado fiscal de esta Junta. Firma: Jorge Salas, Secretario». (Actas Municipales. abr.10, 1947)

En 1949 fue designado como Secretario Munici­pal, don Juan Morera Chávez, quien volvió a aparecer en el mismo cargo, en 1958.
Cabe consignar en este lugar, que en 1958, un incendio arrasó con el edificio y gran parte de los equipos y archivos de las oficinas municipales, con lamentable destrucción de documentos muy valiosos, que contenían una parte importante de la historia del Cantón.
En el periodo 1958-1962, ocuparon los cargos del Concejo las siguientes personas: como Presidente, Edgar Gamboa Bermúdez; Vicepresidente, Juan Bau­tista Rojas Soto, y Regidor, Ricardo Villalobos Villa­ lobos. (Id., may.20 y 26,1958, p.368 y 371)
Como suplentes fueron designados Rafael Ángel Ramírez Vargas y Lesmes Mora Campos, en tanto que el cargo de Jefe Político y Ejecutivo Municipal desempeñado por los señores Carlos Manuel Do­bles O. y Guillermo Aguilar Garita. La secretaría municipal estuvo a cargo de don Juan Morera Chaves.
Por ese tiempo, mayo de 1958, algunas actas aparecen firmadas por la señora Austelina Saborío, y las de junio, por el señor Juan Morera Chávez, por lo que ambos desempeñaron ese cargo, aunque no se registran los respectivos nombramientos. (Actas may.16; jun.ll)
Ello indica que doña Austelina podría haber sido la primera mujer oro montana que haya desempeñado funciones en la Municipalidad del Cantón, versión que si bien no fue confirmada por los entrevistados, tampoco fue desvirtuada.
Para el período 1962 a 1966 fueron escogidos, como propietarios, don Venancio Aguilar Rojas (quien era conocido como Hernán Aguilar), don Jorge Cob Jiménez y el Prbo. Carlos Manuel Larios. Como Suplente quedó Lesmes Mora Campos, quien debió fungir como propietario durante todo el período, por no haberse presentado el Prbo. Larios, debido a las responsabilidades de su ministerio.
En las mismas fechas sirvieron la Jefatura Polí­tica y como Ejecutivos Municipales, los señores Gui­llermo Aguilar y Rafael Quirós Oliverio, y como Secretario Municipal don Sergio González Jiménez.
Entre los años 1966 y 1970, los munícipes Pro­pietarios fueron don Elí Antonio Alán González, don Jorge Cob Jiménez y don Carlos Luis Arguedas Arias. Fueron designados Suplentes los señores Olger Micó Mora y Rafael Ángel Ramírez Vargas. La Jefatura Política estuvo a cargo de los señores Rafael Ángel Morales Calderón, Misael Hidalgo González y José María Sánchez Córdoba.

En el cargo de Secretario continuó don Sergio González Jiménez.
De 1970 a 1974 fungieron los munícipes Ulises Trejos Jiménez, Célimo Elizondo Oliverio y Feman­ do Rojas Garita, en calidad de Propietarios; y como Suplentes, Roberto Rodríguez González y Olger Ro­jas Quesada, en tanto que el cargo de Ejecutivo Municipal fue desempeñada por José María Sánchez Córdoba, Elí Antonio Alán González, Lidio Blanco González y Olger Mico Mora. La Secretaría Munici­pal estuvo a cargo de las señoras Teresa Rodríguez Garro y María de los Ángeles Peña Matarrita.
En el lapso de 1974 a 1978 fueron Munícipes Propietarios los señores Carlos Luis Arguedas Arias, Abelardo Elizondo Oliverio, Luis Castro Ulate, Luis Femando Corella Castro y Alberto Agüero Espinoza. Los Suplentes fueron Guillermo Mico Mora, Edwin Ramírez Soto, la señora Carmen Morera Saborío, Rafael Ángel Ramírez Vargas y Alejandro Alpízar Arias. Las funciones de Ejecutivo estuvieron a cargo de Olger Mico Mora y Juan Saborío Sánchez, mien­tras que la Secretaría Municipal fue responsabilidad de doña María de los Ángeles Peña Matarrita, doña Estrella Segura Meléndez y Juan Gerardo Arroyo Alvarado.
La Municipalidad de 1978 a 1982 estuvo en manos de los Propietarios Luis Femando Corella Castro, Carlos Arauz Alvarado, Elí Antonio Alán González, Luis Ángel Villalobos Jiménez y Sergio Segura Ramírez; y de los Suplentes doña Ligia María Prendas Garita y los señores José Enrique Núñez García, Jorge Núñez Conejo y Rigoberto Víquez Paniagua. La Secretaría estuvo a cargo de Juan Gerardo Arroyo Alvarado y de la señora Trinidad Gamboa Amuy. Además, como Ejecutivo Municipal fungió Juan Saborío Sánchez y Álvaro Ugalde Álvarez.
De 1982 a 1986, fueron electos Propietarios Gerardo Enrique Rundí Arias, Luis Alberto Corella Rojas, Alberto Agüero Espinoza, Luis Ángel Aguilar Moreno y Juan Saborío Sánchez. Suplentes fueron los señores Samy Ulises Cortés Villalobos, José Enrique Núñez García, Carlos Luis Gamboa Villalobos, Mar­cial Rodríguez Garro y Carlos Luis Rojas Quesada.

MUNICIPALIDAD 1986-1990, cuya labor ha sido re­ conocida como destacada. Le correspondió impulsar proyectos muy Importantes para la comunidad, los cua­les sentaron las bases para el progreso del cantón.
En la fotografía, el Síndico de San Isidro, Sr. Arro­yo, acompaña a los munícipes: Enrique Núñez, José A. Matamoros, Fernando Chacón, José E. Rojas y Rodolfo Ramírez. Con ellos, don Sergio González, Ejecutivo Mu­nicipal.

La Secretaría Municipal estuvo a cargo de las señoras Trinidad Gamboa Amuy y María Elena Ramírez Gon­zález. Como Ejecutivos Municipales fungieron Alva­ ro Ugalde Álvarez y Álvaro Jiménez Cruz.
En el período más reciente, de 1986 a 1990, ocuparon los cargos municipales en calidad de Pro­pietarios, los señores Femando Chacón González, Miguel Ángel Araya Chaves, Carlos Luis Rojas Quesada, José Ángel Matamoros Sánchez y Juan Ramírez Barrantes. Como Suplentes se desempeñaron la seño­ra María del Milagro Guevara y los señores Melvin Villalobos J., José Enrique Núñez García, Marcos Quesada Saborío, William Lara Portugués y Luis Enrique Rojas Segura.
La Secretaría ha estado a cargo de las señoras María Elena Ramírez González y Ana Lorena Alán Flores, en tanto que, como Ejecutivos Municipales, se desempeñaron don Álvaro Jiménez Cruz y don Sergio González Jiménez.

Los regidores, Juan Ramírez y Miguel Araya, miem­ bros de la Municipalidad 1986-1990, quienes sumaron su esfuerzo a la obra realizada en el período.

La Jefatura Política

Como se señaló arriba, la Jefatura Política fue una institución muy importante, que tema las funcio­nes de policía y seguridad, y las administrativas que hoy corresponden a los ejecutivos municipales. Al momento de obtenerse el cantonato, también se ad­quirió la Jefatura Política.
Desde sus primeros años, ese cargo aparece asignado sucesivamente, a las siguientes personas: don Carlos Miranda (1915); don Carlos Miranda (1918), y don Leonardo Jiménez (1933). Y desde 1918 figuró como Secretario de la Jefatura Política, don José Mana Agüero. En 1946 se menciona a don Lesmes Jiménez, y en 1952 a don Lesmes Mora.
En cuanto al primer Jefe Político del Cantón, que fue el Sr. Carlos Miranda Solano, se dice que era:
«Sastre de Puntarenas, muy inteligente y po­seedor de alguna ilustración, que habla sido secre­tario de la Municipalidad, Agente Principal de Policía de Sanidad y, como su padre, fue también Secretario de la gobernación provincial. Al asumir su puesto el 19 de julio reunió al vecindario y le habló de sus afanes progresistas, ganándose sus simpatías». (CRAYH, No.6, 1969)
Un testigo de los acontecimientos, don Leonar­ do Jiménez, se refirió en los siguientes términos, a la administración desplegada por el Sr. Miranda y a las circunstancias de su caída:

«El primer Jefe Político del Cantón, en 1915, fue don Carlos Miranda, de Puntarenas. Antes de hacerse el Cantón ya él era Agente de Policía. Don Carlos se hizo querer mucho de todos; era lo que se llama una buena persona. Aunque el decreto del cantonato se dio en agosto del año 15, no fue sino hasta el año siguiente que se erigió en forma el Cantón de Montes de Oro. Al llegar los Tinoco al poder, don Carlos Miranda se adhirió a su causa; pero al caer ellos, él también cayó y se trasladó a Puntarenas». (CRAYHNo.15)
Además, don Leonardo Jiménez fue el sustituto del Sr. Miranda, en circunstancias por demás intere­santes. El mismo lo narró así:
«Cuando llegó al poder don Chico Aguilar Barquero hubo un plebiscito aquí y yo resulté electo. Al llegar don Julio Acosta a la presidencia nombró a don Víctor Cruz, también de Esparta. A Cruz siguió don Elías Chacón, por sugerencia del entonces… diputado don Moisés Aguilar Chinchi­lla. A Chacón lo suplió don Tobías Mora, que en ese tiempo vivía aquí; esto como que fue en tiempos de don Ricardo Jiménez,
«Resultó que a don Tobías Mora lo repuso en la Jefatura don Alejandro Molina Paguada y más tarde, ya en tiempos de la segunda administración de don Cleto, me tocó a mí recibir la Jefatura, reteniéndola tres años. Bien, después de esto no volví a la política, ocupación que no deja de traer sin sabores, porque no es posible que podamos complacer a todo mundo». (CRAYHNo.15)
También en documentos municipales, aparecen además los nombres de las personas que desempeña­ ron la secretaria de la Jefatura Política, siendo ellos, las siguientes:
1936: Miguel Ángel González,

1936 a 1938: Carlos Luis Matamoros,
1938 a 1939: Franklin Jenkins Rojas,
1939: Amado Delgado Contreras,
1939: Carlos Gutiérrez Sánchez,
1939: Luis Oreamuno González,
1939: Alison Rojas Sanabria,
1939 a 1943: Miguel Ángel González, 1950: Luis Vargas.
Como puede deducirse de los nombramientos anteriores, el año 1939 fue sumamente agitado, pues durante el mismo fueron nombrados cinco secreta­ ríos, cada uno de quienes duró pocos meses, hasta que asumió el cargo don Miguel Ángel González, cuya gestión se prologó algunos años.

ADMINISTRACION DE JUSTICIA

Los antecedentes

En un principio lo que existía era una Agencia de Policía, con funciones administrativas y jurisdic­cionales, para el actual Cantón de Montes de Oro, que por entonces se llamaba el Distrito Los Quemados. Este Agente contaba con auxiliares en los diferentes caseríos, y dependía directamente del Gobernador de la Comarca a quien le enviaban los informes. (E. González)
«Según recuerda don Carlos González Cor­dero, el Primer Agente Principal de Policía que se desempeñó en Montes de Oro fue donjuán Simón Jiménez». (Entrevista)
Entre 1907 y 1910, ejerció como Juez de Paz, don Ernesto Matamoros. En los inicios del cantonato fue Agente Principal de Policía don Trinidad Bustillo, a quien sustituyó don Leonardo Jiménez, en condicio­nes muy especiales. El mismo señor Jiménez narró los hechos de la siguiente manera:
«Aunque es impropio hablar de lo de uno, voy a relatarle algo de lo que me ocurrió en ese enton­ces. Un día de tantos, siendo simplemente un ciudadano, fui llamado con urgencia por don Nicolás. Me llamaba para confiarme, en circunstancias muy especiales, la Agencia de Policía de Miramar, pues el titular había sido baleado en las dos pier­nas, cuando regresaba de las Minas. Don Trinidad Bustillo, tal el nombre de la autoridad distrital, había ido a separar a los participantes en un fenomenal bochinche, cuando uno de los que to­maban parte en el altercado, sin mucho requilorio, le espetó unos tiros a la autoridad, quedando ésta gravemente herida. A mí me tocó una parte un poco difícil: la persecución del delincuente; pero a éste nunca pude encontrarlo. Supongo que tomó cami­no a Nicaragua, por entre las intrincadas selvas norteñas».
La autoridad de los distintos barrios dependía de la autoridad del Distrito, quien debía proponerlo al Gobernador de la Comarca. En una nota del 26 de noviembre de 1908, dirigida al Gobernador de la Comarca, se lee los siguiente:

«Es del agrado de don José Arias y del mió, salvo mejor parecer suyo, que el nombramien­to del Agente de Policía del Tigre recaiga en De­ metrio Ramírez persona de buena reputación. Firma: Ernesto Matamoros». (Libro No.3, No- ta.165)
Con toldo, las causas por delitos, infracciones o reclamos civiles, debía seguirse y fallarse ante las autoridades judiciales radicadas en la cabecera de la Comarca. Una nota de remisión, fechada el 16 de septiembre de 1908, del Agente de Miramar al Juez del Crimen de Puntarenas describe el proceso:
«El portador de esta es Eduardo Gillings autor de la herida de bala a Francisca Alvar ado Suazo. Por correo remito a usted la declaración de dicha señora y el arma con que se cometió el hecho.» (Id Nota.127)
Igual si se trataba de infracciones menores cuyos trámites se iniciaban en Miramar pero debían ser fallados por la autoridad de Puntarenas. Una nota dirigida al Alcalde Único de Puntarenas, el 18 de agosto de 1908, asi lo indica: «Originales, remito a usted la sumaria contra Constantino Alvarado (a) Chiricano.» (Id. Nota.lll)

La creación de la Alcaldía

En 1920, la complejidad de la vida económica, junto al desarrollo de las actividades mineras y mer­cantiles, hacían sentir en los oromontanos, la necesi­dad de contar con órganos de justicia más complejos.
En mayo de ese año, la Municipalidad de Mon­tes de Oro remitió al Congreso Constitucional (Asam­blea Legislativa), un solicitud razonada, en los siguientes términos:
«Tomando en consideración que desde hace largo tiempo viene sintiéndose en este Cantón la necesidad de crear una Alcaldía que facilite al extenso y creciente vecindario que hoy llega a más de 4.500 habitantes, los medios de ventilar sus múltiples asuntos judiciales, exonerándolo así de las dificultades que hasta hoy ha venido soportan­ do con la obligación de concurrir a la Alcaldía del Cantón Central de la Provincia, que dista de aquí uno 23 kilómetros; que sumando a esa distancia la que media entre los pujantes barrios del Distrito de La Unión y esta Villa cabecera, la cual es de uno 25 kilómetros, resulta evidente la justicia que anima a este Municipio al procurar que la necesidad apuntada se solucione favoreciendo los intereses del Cantón.» (Arch. Nal. Doc.11937,1920)
El diputado Montero Barrantes se ofreció para canalizar la solicitud de la Municipalidad en su trá­mite ante el Congreso, que era la autoridad competente para crear tales órganos del Poder Judicial. El mencionado diputado la presentó a la sesión del 18 de junio de 1920 y el pleno dispuso pasarla a la Comisión de Justicia.
Una vez estudiada por la Comisión de Justicia, la solicitud obtuvo dictamen afirmativo y fue pasada a debates, luego de los .cuales, el 11 de agosto de ese año 1920, el órgano legislativo emitió el Decreto No.73, en los siguientes términos:
«El Congreso Constitucional de la República de Costa Rica, decreta: «Creóse una Alcaldía en el Cantón de Montes de Oro de la Provincia de Puntarenas y adicionase al presupuesto vigente con la suma necesaria para sufragar la erogación.» (Id. f4)
Entre los primeros alcaldes se encontró don Rafael Ángel Soto Álvarez, quien era licenciado en farmacia. Los datos de archivo registran el nombra­ miento de don José Ma. Pizarro para desempeñar ese cargo, ya en los años treinta:
«Para que se reciba la aceptación de José María Pizarro Centeno como Alcalde de este Can­tón durante el periódo de 1936-1940. Entendido, aceptó, prestó el juramento de ley y ofreció cumplir fiel y debidamente con sus funciones.» (Lo Jefatu­ra, s/n)
Para el período 1940 a 1944 fue designado Al­calde de Montes de Oro, el oficinista señor Estrada:
«Presente el señor Julio Estrada Estrada, de calidades conocidas, a quien por comisión del señor Juez Civil de Puntarenas impuse de su nom­bramiento de Alcalde Titular de este Cantón, cuyo cargo aceptó formalmente.» (Id. p.169)
En 1945 fue designado don Gerónimo Gómez, y en 1946 fue nombrado para el cargo, don Antonio González Cordero, quien desempeñó esas funciones durante algún tiempo, en calidad de interino:
«Presente el señor José Antonio González Cordero a quien por comisión del señor Juez Civil de Puntarenas ingresé de su nombramiento como Alcalde Interino de este Cantón, cuyo cargo acep­tó.» (Id. p. 177)
También desempeñaron la alcaldía de Montes de Oto, los señores don Gerónimo Gómez y don Salvador Prendas; el último sirvió el cargo durante muchos años, con dedicación ejemplar, como lo re­ conocen sus contemporáneos.

Defensa de la soberanía de la ley

En el campo de la Administración de Justicia, por otra parte, se dio otro tipo de lucha en la que iba involucrada la soberanía de la nación toda.
En muchos países, las grandes compañías ex­tranjeras dedicadas a extensas explotaciones agríco­las o mineras, normalmente imponen su propia autoridad en los territorios que explotan, desconociendo la soberanía del país que les ha permitido su estable­ cimiento.
Dado el hecho de la presencia de fuertes com­pañías mineras en Montes de Oro, a los oromontanos les correspondió la responsabilidad histórica de defender muy consecuentemente la soberanía del Esta­ do costarricense. Uno de esos acontecimientos se halla registrado en el Libro de Notas de la autoridad local de Miramar, desempeñada entonces por don Ernesto Matamoros, en despachos remitidos al Go­bernador de la Comarca de Puntarenas, el 4 de setiem­bre de 1908, en los siguientes términos:
«En esta fecha me dirigí al Policía de la Mina Montezuma, ordenándole la captura y remisión de un individuo por robo y me informa el telegrafista que los Yankees Jefes de aquella mina han lanzado censuras de mis órdenes y alegado que si ellos tienen a tal policía es para el uso exclusivo de la mina y que por consiguiente no debo tener ninguna injerencia en el cumplimiento de mi deber y leyes de policía que tenga a mi alcance y jurisdiccional.
«Veo con esto una anomalía y a la vez propen­so a quedar burlada mi actitud de autoridad, por cuyo motivo ruego a usted zanjar posteriores difi­cultades en el particular.
«Convengo que es la empresa minera la que paga tal empleado por resguardo a sus intereses, pero esto no obvia para que nuestras leyes internas sean mal interpretadas y excluyan sin vigencia y disciplina, pues de lo contrario estaríamos con menoscabo de la integridad de nuestro país libre». (Lo.No.3, Nota.121)
Estas gestiones llegaron hasta las autoridades centrales con intervención del Ministerio de Gober­nación, y ante la indeclinable actitud del titular de la autoridad local, la compañía minera se vio en la obliga­ción de entregar a la justicia costarricense, la persona que ellos defendían y había designado policía interno de la mina, pero que había transgredido la ley y tenía que responder como en efecto tuvo que hacerlo.

VIDA POLITICA

La vida política del Cantón (y anteriormente del Distrito), en términos generales ha transcurrido por cauces pacíficos, aunque algunos acontecimientos han alterado sensiblemente la tranquilidad pública. Jorge Salas refiere algunos de esos acontecimientos:
«Miramar, la villa cabecera del cantón de Mon­tes de Oro, ha sido centro de acontecimientos políti­cos y revolucionarios: un hecho fue el 14 de noviembre de 1913 cuando el Agente de Policía don Daniel González dio muerte al señor Manuel Mena, lo que motivó que el pueblo pusiera sitio a la Agencia de Policía, pero sin hacer daño al señor González, por súplica de su señora esposa». (Salas)

Alzamiento de Lorenzo Cambronero

Lejos de enjuiciamientos valorativos y de con­sideraciones políticas sobre la actitud de Lorenzo Cambronero, su alzamiento en armas fue un hecho político que repercutió muy intensamente en esta zona, ya que Cambronero era muy conocido por cuanto laboraba como minero y con él también se alzaron varios otros oromontanos. Además, en un pueblo pacífico como Miramar, un acontecimiento de esa índole provocó una gran conmoción.
Ese alzamiento se registró en 1923, en el marco de una intensa agitación política nacional, estimulada por la emotiva e intensa prédica del sacerdote refor­mista Jorge Volio. Vladimir de la Cruz refiere de la siguiente manera el acontecimiento:
«El único plan revolucionario «de origen re­formista», militar y orientado a sublevar a la po­blación del país, fue para desconocer al gobierno de don Julio Acosta, no porque no representara los intereses del pueblo o de la clase trabajadora, sino porque trataba de imponer la candidatura presidencial de Alberto Echandi, del Partido Agrícola. Así, algunos dirigentes obreros, destacados refor­mistas, de Miramar, se levantaron en un movimien­to que llegó hasta los mineros de las Juntas de Abangares.
«El levantamiento rápidamente se convirtió en una franca lucha de guerrillas contra el gobier­no, llevándose a cabo encuentros militares en Miramar, centro de los acontecimientos, San Ramón, Alajuela, las Minas de Abangares, San Jerónimo de Esparta, San Miguel de Piedras del Sur de San Ramón, Guácimal y Sardinal de Abangares.
«El estado mayor de la rebelión estaba con puesto por Lorenzo Cambronero, Adolfo Braña Rosa, Manuel Oreamuno Berrocal, Antonio Villa- franca, el Coronel Sánchez, José Amador Ayala, Ernesto de la Rocha, Aquiles Sandí, Ezequiel Flo­res, Ramón Cambronero V., Elías Cordero, Anto­nio, Ezequiel y Mercedes Esquivel, Rodolfo González, Víctor Manuel González y Emilio Ma­drigal.
«Los combates se desarrollaron, militarmen­te, a favor del Gobierno; propagandísticamente, a favor de los rebeldes…
«Las proclamas insurgentes las redactaba Adolfo Braña, miembro de la Dirección del Parti­do Reformista. En ellas se declaraba que todo era un plan revolucionario y no actos de salteadores, como informaba la prensa. El movimiento insur­gente fue aniquilado y sus dirigentes tomados pre­sos». (De la Cruz, 1984. p.145)
Según refiere Jorge Salas, durante el levanta­ miento de Cambronero:
«El 14 de diciembre de 1923… Tomaron el pueblo por asalto a las 8 de la mañana de ese día, deteniendo a las autoridades y trastornando así el orden público. El capitán general don Fernando Cabezas Zaldívar fue nombrado por el Gobierno jefe de las tropas que perseguían a Cambronero. Estas tropas leales trabaron combate con los re­beldes, que se habían retirado al acercarse las tropas del gobierno, en el valle denominado Sar­dinal, entre Miramar y Sarmiento; el combate duró 15 minutos quedando como saldo de él un muerto y un herido de parte de los alzados, y de los leales dos heridos.
«Miramar estuvo en pie de guerra durante un mes. Los facciosos salieron en precipitada fuga con rumbo a las montañas de Santa Elena buscan­ do la frontera norte, la que al fui lograron algunos». (Salas)
Marina Volio, descendiente del caudillo e ideó­ logo de la insurrección, se ha referido así a los acontecimientos:
«Con motivo de los resultados de la votación se produjo el levantamiento de Lorenzo Cambro­nero, un furioso bolista, en los pueblos de Miramar, Esparta y San Ramón». (Volio, p.189).

La actitud de Lorenzo creó un clima de incerti­dumbre y al respecto don Héctor Matamoros, narra:
«El movimiento se había iniciado el 9 de diciembre y finalizó el 24 del mismo mes, con la caída, en manos del gobierno, de Ernesto de la Rocha y de don Manuel Oreamuno (Cambronera quedó solo pero no llegó a caer en poder de las fuerzas del gobierno) «
Otra interesante versión acerca de Cambronero y sus actividades, la narró la Revista «Costa Rica de Ayer y Hoy», de la siguiente manera:
«¿Sabía usted que Miramar siempre ha sido un pueblo revuelto? Al respecto don Juan Bautista Quirós nos contaba la siguiente historia: «Allá por el 1923 se levantó en armas Lorenzo Cambronero y con 80 hombres bien armados logró tomar la población saqueando los más importantes nego­cios.
«Cuando la acción de Cambronero el Res­guardo se encontraba ausente, pero estaba en su lugar el de Esparta, el cual al ser intimado a rendirse, pese a que estaba armado de máuseres no hicieron resistencia. Como allá se encontraba el policía Santiago Barboza, que no estaba de acuerdo con la entrega y se disponía a abrir fuego contra la gente de Cambronero, lo desarmaron y lo persuadieron de que lo suyo era nada menos que un suicidio. Un solo hombre contra ochenta.
«Lorenzo retuvo su posición unas horas y después huyó hacia las montañas, donde fue per­ seguido por tropas que el gobierno de don Julio Acosta envió tras de él.»

Cambronero fue alcanzado en Sardinal, en la finca de Rafael Fernández, e hizo resistencia a la policía de Cartago, que fue la que le persiguió, muriendo en la refriega José Rocha Largaespada y un soldado raso de Cambronero, que fue herido en el pecho con un tiro de máuser, abriéndole gran brecha, muriendo casi instantáneamente.
«Cuando el cabecilla vio todo perdido, huyó y no fue capturado. Se supo después que en Hon­duras se había enrolado en la revolución del Ge­neral Tiburcio Carias Andino.
«Diez años después volvió a Costa Rica, pero como su condena había prescrito, no fue encarce­lado. Además en Costa Rica no hay un escándalo que dure más de una semana y cuando Lorenzo pasó por Miramar, nadie le reclamó nada». (CRAYHNo.6)

Actividad Política

En los años posteriores, Montes de Oro se ha ido incorporando cada vez más, a la actividad política nacional, con creciente participación y cada vez con más importante papel. Personas originarias de Mon­tes de Oro han adquirido trascendencia política a nivel nacional y han desempeñado cargos importantes en la administración pública.
Un miramarense, Humberto González Cordero, fue postulado candidato a la Presidencia de la Repú­blica, por un partido de izquierda, en las elecciones de 1953.
Otro miramarense, Rafael Cob Jiménez desem­peñó el cargo de Embajador de Costa Rica en la República China de Taiwán, durante la Administra­ción 1978-1982.
Más recientemente, Miramar ha logrado que por primera vez, uno de sus hijos llegue a la Asamblea Legislativa, en calidad de Diputado. Se trata del Lie. Alfonso Estevanovich González, electo para el perío­do 1986-1990.
Este hecho ha permitido a Montes de Oro em­ prender programas de desarrollo muy importantes, que han sido impulsados por el Diputado, apoyados por el poder central y realizados con la activa partici­pación de la administración local.
También se ha intensificado la labor de cons­trucción de obras propias de la infraestructura produc­tiva, como carreteras y caminos, con lo que se ha estimulado la agricultura de amplias zonas habilita­ das por las nuevas vías.
La misma ayuda ha sido fundamental para que Montes de Oro haya podido sortear con éxito las calamidades causadas por desastres naturales, debi­das a los frecuentes desbordamientos de los ríos, a los fuertes temporales y, muy especialmente, a las con­secuencias del huracán «Juana», que asoló toda la región, destruyó habitaciones y cultivos, además de inutilizar gran parte de la red de carreteras y caminos.

Estructura organizativa comunal

La estructura organizativa del Cantón proba­blemente no ha alcanzado el nivel de desarrollo que la importancia del mismo presenta. Hace varios años, algunas fuentes la consideraban un tanto baja, debido al reducido el número de organizaciones sociales, para impulsar proyectos o generar acciones de desarro­llo cantonal. Esto ha cambiado mucho en los años recientes.
De manera que puede considerarse que se halla en pleno proceso de desarrollo la estructura organiza­tiva de la comunidad, alrededor de agrupaciones de­dicadas a impulsar proyectos específicos, como construcción de viviendas por sistema de ayuda recíproca, o con nuevas asociaciones de tipo cooperativo que impulsan la producción y el desarrollo económico de distintas zonas, sobre la base tanto de productos nue­vos como de tradicionales.
En términos general, la estructura organizativa política y social del Cantón se puede resumir mencio­nando las siguientes entidades, instituciones, asocia­ciones y autoridades:


-La Municipalidad del Cantón,
-La Alcaldía Mixta de Montes de Oro,
-La Guardia de Asistencia Rural,
-Las Instituciones de Salud,
-Las Instituciones Educativas,
-La Oficina de Correos y Telégrafos,
-El Consejo Nacional de Producción,
-La Agencia de Extensión Agrícola del MAG,
-La Oficina de la Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunidad,
-La Oficina del Instituto Costarricense de Electricidad,
-La Agencia Auxiliar del Banco Nacional, -La Biblioteca Pública y Biblioteca Infantil,

-Los Comités de Nutrición de Miramar,
San Isidro y Palmital, El Centro de Atención para la Tercera Edad,
-La Asociación de Desarrollo Integral de Miramar, -Las Asociaciones de Desarrollo Comunal de San
Isidro, Palmital, Cedral, Laguna, Corazón de Je­ sús, San Buenaventura, Bajo Caliente y San Ra­fael de Arancibia;
-Los Comités de la Cruz Roja, de las Damas Volun­tarias, de los Bomberos, del IMAS, de «Caritas» y el Diocesano;
-Las Cooperativas de Producción Agropecuaria, COOPELAGOS y COOPEMONTES DE ORO;
-Los Clubes de Servicio a la Comunidad, y otros. -La Juntas y Comités de Salud en la mayoría de
localidades.
Sobre estas últimas instituciones, dice el Diagnóstico del Centro de Salud lo siguiente:
«Con respecto a las Juntas de Salud de la Zona Norte son agrupaciones con las cuales da gusto trabajar pues son organizadas, solidarias con sus poblaciones y progresistas».
Según relata Lidieth Barrantes Murillo, corres­ponsable de las Brigadas de Salud integradas con ocasión del huracán «Juana», el operativo funcionó perfectamente, gracias a que los habitantes de la zona norte tienen clara conciencia de que sus problemas de salud sólo pueden solucionarse con una estructura eficiente y una organización humana que genere ac­ciones solidarias ejemplares:
«No hubo pérdidas humanas porque la gente actuó rápidamente y se organizó con base en las estrategias que conocen. Nuestro refuerzo fue exitoso, pero el mérito es de los habitantes de esos lugares». (Entrevista)

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