Historia

Agricultura, industria y comercio

Aspectos Generales

Una brillante descripción del campo oromontano la proporciona el cronista de la Revista Costa Rica de Ayer y Hoy, en los términos siguientes:

«Miramar se nos presenta metida entre las frondas lujuriosas de sus contornos. Hay vida. Pero la vida miramarense no es la de la actividad que arrolla, sino la de la actividad que produce. Grandes plantíos de arroz hay en toda la comarca. Y el arroz da la riqueza al agricultor. Es hermoso ver en las mañanas la marcha de los trabajadores hacia el agro. El sol juega sobre las cumbres, mientras bajan de las montañas de entrañas de oro los jornaleros. Van hacia las fincas. A veces se quiebra el oro de la mañana en las pequeñas albercas de las corrientes que como hilillos apenas perceptible entre las piedras, van discurriendo, dejando apenas de cuando en vez, que los hieran las luces solares y se iridicen éstas en un reto a la belleza de la hora».(CRDAYH No A 5)
Esa acuarela poética del Cantón encierra la realidad que ha hecho de Montes de Oro una región muy rica en oro, pero que, a diferencia de muchas otras regiones obreras, ha subsistido y se ha desarrollado pese a los altibajos del metal precioso.

Muchos y muy ricos lugares han perecido cuan­do los cambios del mercado internacional han provocado bajas sensibles en los precios del metal, o cuando las vetas han dejado de ser rentables.

Desde sus inicios, Montes de Oro surgió a la época actual más como una región agrícola que como una explotación minera. Y aunque nunca se podrá estimar siquiera a cuanto asciende la riqueza extraída del subsuelo, la gente de Montes de Oro no ató su destino a las minas y se afincó seguramente en el terreno, de manera que aquellos fenómenos que en otras condiciones pudieron ser fatales, poco afectaron la subsistencia de la comunidad.
Este hecho aparece claramente señalado en una nota de la autoridad distrital dirigida al Gobernador de la Comarca de Puntarenas, el 27 de enero de 1910:
«La agricultura cada día toma incremento, pues los pobladores de este Distrito en general son agricultores, sí es de advertirse que se consagran solamente al cultivo de maíz, arroz, frijoles, caña de azúcar y pasto. «

» Y para su mejor desarrollo creo muy conveniente mejorar las vías de comunicación que conducen a Zapotal y Palmital que es donde existen las mejores tierras.» (LibroNo.3, nota 10).
Monseñor Bernardo Augusto Thiel, que recorrió la región de Montes de Oro a fines del siglo pasado, en los albores del entonces distrito Los Quemados, escribió respecto de la riqueza agrícola del Cantón:
«Aparte, la población de Los Quemados se dedica al cultivo de la tierra muy fecunda en maíz, caña de azúcar, arroz, frijoles y plátanos.»
«De paso tuvimos el placer de ver un hermoso cafetalito, lo que prueba que aquí como en Espar­ta, debe fomentarse el cultivo de dicha semilla». (Thiel,p.84)
Como se ve, ya en aquellos tiempos, el obispo Thiel consideraba prometedor el cultivo del café, sobre la base de algunas pruebas realizadas por los vecinos. Sin embargo, y aún cuando entonces ya existían pequeñas plantaciones, ese cultivo se incor­poró a la agricultura oromontana de una manera am­plia e intensa, hasta 1980.
En cuanto a la actividad productiva de la comunidad, según los datos del Censo de Población de 1984, se considera que la población económicamente activa (PEA) cantonal es de 30.8% o sea, 2.298 habi­tantes, porcentaje ligeramente más bajo que el pro­medio regional fijado en el 31%.

Según el mismo censo, en cuanto al desempleo, el cantón presenta un 6,7% el cual se halla consider­ablemente por debajo del promedio regional del 9,7%, y poco más bajo del promedio nacional que es del 7,2%, lo que permite advertir que en los últimos tiempos se han abierto alternativas de empleo, pese a las condiciones de crisis general por que ha atravesa­do Costa Rica, lo cual habla muy bien del espíritu emprendedor de los oromontanos.
Es más, puede decirse que Montes de Oro es uno dé los cantones de la Región Pacífico Central con menos desempleo, pero ello no puede entenderse en el sentido que no constituye uno de los problemas a los que hay que prestar mayor atención, debido a la falta de fuentes de empleo especialmente en los cen­tros poblados de Miramar y San Isidro.
En lo que se refiere al empleo, las principales fuentes generadoras las constituyen la actividad agropecuaria que ofrece el 46.3% de las fuentes de empleo directamente del cantón. Las otras actividades como servicios comerciales, comunales y sociales, depend­en indirectamente de la actividad agropecuaria, debi­do a la baja importancia que en este campo presentan la minería y la industria, siendo esta última, principal­mente de apoyo a la agricultura. (Fallas)

La iniciativa y él esfuerzo de una familia, la persistencia de un empresario y la lealtad de los trabajadores, se conjugan en una impor­tante industria cantonal, la Arrocera Miramar, propiedad de don Célimo Elizondo.

DESARROLLO ECONOMICO

El nivel de desarrollo experimentado por el Cantón, en el último cuarto de siglo casi puede calificarse de vertiginoso. Esto es aplicable a cada uno de los distritos y resalta con sólo comparar la situación actual con la que se observaba a mediados del siglo.
Una visión panorámica trazada por Jorge Salas González en 1953 fijaba las condiciones económicas de ese entonces en términos completamente distintos a los actuales.

Coope Montes de Oro constituye un instrumento adecuado para la democratización económica en la región.
El antiguo beneficio de café de la cooperativa fue destruido por el huracán de 1988.

Decía el agricultor que la agricultura y la explotación del subsuelo habían dado al cantón de montes de oro una situación favorable en la balanza económica, a lo cual, en su opinión habían contribuido la laboriosidad de los habitantes y la intervención de capitales exter­nos, muy especialmente dedicados al negocio mine­ro; y se quejaba de que «los capitales miramarenses, muy escasos por cierto, no son usados como sería lo deseable, por la falta de visión y de espíritu de empre­sa de sus poseedores”.
Como los principales productos explotables se­ñalaba el cultivo del maíz, el arroz, los frijoles, el tabaco, los ajos, la caña de azúcar y otros, «que a más de abastecer el mercado local, dan para enviar a los mercados del interior del país; también algunas frutas, como el aguacate, son enviadas con frecuencia al mercado de San José y muchas verduras y legumbres al de Puntarenas, porque sobran al consumo local”, aunque decía haber apreciado lo contrario, es decir, la importación de algunos de esos productos.
En cuanto a los bosques, por aquella época eran comunes maderas tan preciosas como el caoba, el espavel, el madero negro, el ron-ron, el jenízaro, él cocobolo, el pochote, el cedro y otros, «todas ellas de valor incalculable y fuente productora de importantes ingresos». (Salas, 1953)
Sobre el subsuelo, recordaba que ha sido objeto de explotación durante más de cincuenta años espe­cialmente oro y concentrado; y señalaba como las minas de mayor actividad las siguientes:
«La Trinidad, de Rudín y Jiménez; Montezuma, de Gustavo Haberle; Bella Vista, de una socie­dad local; todas éstas se encuentran en el distrito primero y están situadas en las márgenes del río Ciruelas y de su afluente la Rastra. Un poco más al norte está la mina Zamora, perteneciente a don Ernesto Milanés. En el distrito de la Unión están , siendo explotadas dos minas más: La Unión de una compañía norteamericana y La Bonanza, de Rudín y Jiménez, ambas en las márgenes del río Seco». (Salas, 1953)
Sobre la posible magnitud de la explotación, Salas decía lo siguiente:
«Las compañías no explotan estas minas sólo para sacar oro, sino que también con el nombre de concentrado se envían al mercado estadunidense en una cantidad de unos 200 estañones por año». (Salas, 1953)
Acerca del nivel de vida de Montes de Oro, Jorge Salas González lo describió en los siguientes términos:
«El marco económico en que se desenvuelve la vida del pueblo no es de los mejores, pero tampoco es rayana en la pobreza deprimente en que se encuentran algunas regiones del país. Es claro que hay personas pobres, algunas de situa­ción económica un poco holgada pero, cual más, cual menos, todas llevan sus obligaciones en forma «visible «.
«Las personas que trabajan en las minas son las que a fin de semana pueden tener más dinero para hacer frente a sus necesidades, pero generalmente no son personas de grandes obligaciones y ello da pie para que muchos lo mal gasten. El individuo que se dedica a los trabajos agrícolas es más pobre, su jornal es bajo, muchos tienen su pedacito de tierra que cultivan para mejorar sus ingresos».
En lo referente a la industria «a más de las minas, hay en el cantón dos descascaradoras de arroz, un aserradero y varios trapiches», y afirmaba: «la propie­dad (de la tierra) se halla distribuida con equidad, ya que rio hay grandes latitudes que obstaculicen el engrandecimiento material; económico y cultural del cantón». (Salas, 1953)
Sin embargo, en el aspecto en que el contraste se encontraba más claramente marcado era en cuanto a las vías de comunicación, de las que se expresaba de la manera siguiente:
«Las vías de comunicación son deficientes, caminos de tierra en su totalidad, lo cual ha impe­dido el desarrollo agrícola e industrial en mayor escala. El camino principal que une a Miramar con Barranca, durante el invierno es sólo transitable a caballo. En el verano pueden transitar camiones de carga y pasajeros. La carreta y el caballo son los principales medios de transporte, tanto en el distrito Central como en los demás». (Salas, 1953).

ACTIVIDAD AGROPECUARIA

Como se ha sostenido arriba, la agricultura, y más propiamente la producción agropecuaria, ha sido la riqueza permanente y segura para la comunidad Oromontana. Esta actividad fue la originaria, la que orientó a los fundadores en su inmigración.
Al principio, y naturalmente, se emprendieron los cultivos de los cereales básicos como frijoles, maíz y arroz, además de la ganadería, que cumplía un papel esencial para el transporte de la época.
Más tarde se fueron desarrollando nuevos culti­vos incluyendo la caña de azúcar y el café, que han llegado a adquirir una importancia fundamental para la economía del Cantón. En cuanto a la caña de azúcar, «Antonio Vega y Trinidad Campos trajeron de Alajuela la semilla de caña de azúcar, y con mil esfuerzos introdujeron el primer trapiche». (E. González)


Lo cual ocurrió muy temprano en la existencia de la comunidad de lo que entonces era Los Quema­dos. Por la misma época se introdujo la ganadería, sobre cuyo origen se tejen inclusive algunas anécdo­tas interesantes:
«Transcurridos algunos años, llegó a Los Quemados el señor Mercedes Herrera, ocupando la finca que hoy pertenece a la familia Vargas. En ella construyó unos corrales de piedra para ocul­tar el ganado que, según contaban en aquella época, las obtenía de manera no muy clara, en la zona de Chomes «burlando la justicia impunemen­te». (Salas, 1953)
En la actualidad, además de la caña de azúcar y el café, las principales actividades agropecuarias son los cultivos de arroz, maíz, frijoles, hortalizas y frutas, además del ganado de engorde y de leche.
Para la década pasada, dentro de todas las acti­vidades agropecuarias, la más importante en el Can­tón pasó a ser la ganadería, que existía en nueve de las diez comunidades, y que en ocho de las mismas llegó a alcanzar mayor importancia que la agricultura.
Así, por esos años, Montes de Oro contribuyó con un poco más del 1% de la producción nacional ganadera. Además, se sabe que la ganadería han aumentado considerablemente en los últimos años. En Í973, la cantidad de ganado vacuno en el Cantón fue de 17.048, lo que representó el 1,01% de la producción nacional, por lo tanto, Montes de Oro apareció como uno de los cantones dedicados principalmente a la cría de ganado vacuno. (IFAM, 1975, p.4)
En esta década, la producción pecuaria ha baja­do en términos absolutos y relativos, pues según el Censo de 1984 él total de cabezas de ganado se fijo en 14.175, equivalente a un 7% del hato nacional.
Por otra parte, en la actualidad también se desa­rrollan importantes proyectos de macadamia, café y cardamono en la zona norte del Cantón, los cuales son realizados por las cooperativas Lagos y Montes de Oro, situadas en Miramar. (La Nación, jun.1986)
Montes de Oro ha comenzado a aparecer en los indicadores de producción apícola, de manera que en Censo Agropecuario de 1984, registró cerca de 400 colmenas con una producción 5.240 litros de miel, lo que representó aproximadamente el 5% de las colme­nas y de la producción de la Provincia. Además, el Cantón produce ganado porcino (po­co menos del medio por ciento nacional), aves de corral, y otros.

Cedral: población donde se asientan las mayores plantaciones de café de la región. Fue declarada zona cafetalera en 1980 y des­ de entonces, se inició el auge económico basado en ese cultivo.

Estructura Productiva Agraria

Al igual que los demás cantones de la Región Pacífico Central, Montes de Oro presenta predominio de la ganadería extensiva sobre las actividades pro­piamente agrícolas.
Sin embargo, en el período que corrió entre 1973 y 1984 se advierte un comportamiento diferente en el uso del suelo, pues la tendencia a reducir las áreas dedicadas a cultivos perennes y a tierras de labranza, mostrada entre 1955 y 1973, varió por completo; hasta alcanzar niveles positivos; es decir, que las áreas dedicadas a cultivos y labranza aumentaron mientras se reducían en 28% los terrenos dedicados a pastos/
Pero en el mismo lapso se acentuó también la destrucción de recursos forestales, puesta extensión del terreno destinado a bosques, los charrales, los cacaotales y las áreas de protección, disminuyeron en un 50,5% respecto del Censo Agropecuario de 1973.

Las nuevas variedades de café fueron introducidas en 1980 por el oromontano Car­ los Luis Gamboa. Actualmente, el Sr. Gamboa, asociado con Coope Montes de Oro continua produciendo la variedad «catuahi».

Potencial agrícola

Como se ha dicho, los principales cultivos del Cantón son los granos básicos, el arroz, el maíz y el frijol, juntamente con los cultivos de café, caña dé azúcar, fruticultura y hortalizas. De todos ellos, sin embargo, Son el arroz, el frijol, el maíz y el café, los que involucran las áreas más grandes y el mayor número dé productores.
También existen orientaciones para el desarrollo de la fruticultura en las partes bajas de Montes de Oro,’ especialmente mango y marañón.
Con todo, autoridades de Agricultura ha expre­sado su creencia que el potencial agrícola de la zona no se explota en la forma más eficiente, posible, por falta de una política de desarrollo agropecuario y por las dificultades de acceso a las partes altas del Cantón, lo que limita la participación y la competitividad de los productores locales en el mercado nacional e internacional.
Según criterio de entrevistados, esas dificulta­ des en la comercialización de los productos prob­ablemente produzca en los agricultores oromontanos una cierta desmotivación hacia un proceso más acelerado en la diversificación agrícola, que pudiera generar mayores fuentes de empleo y de ingresos para la población, especialmente en las partes altas donde los problemas son más agudos. Pese a ello, es generalmente reconocido que las organizaciones comunales y productivas de Montes de Oro han desplegado gran iniciativa en la búsqueda de alternativas para el desarrollo agrícola de la zona, incluso emprendiendo proyectos de cultivos no tradicional, es, como el cardomomo y la macadamia. También se han manifestado muy interesadas en proyectos forestales, flores ornamentales y otros. Además, el desarrollo cafetalero, en la zona es evidente, lo que proyecta numerosos beneficios a la comunidad.
Hay que agregar que, con la organización de los agricultores en la asociación cooperativa «Coopemontes de Oro R.L.», se espera alcanzar mayores metas de producción y de diversificación apícola en la zona.

Tenencia de la tierra

Según los Censos Nacionales Agropecuarios, entre los años 1973 y 1984, el número de explotaciones disminuyó en un 21,8%, lo que en términos absolutos significa que desaparecieron 126 fincas. Este dato puede interpretarse como ¡aumento en la concentra­ción de la propiedad agraria, dado que al disminuir el número de explotaciones, lógicamente tiene que ha­ber aumentado el tamaño de las propiedades subsis­tentes.

El instituto de Desarrollo Agrario (IDA), procurando dar solución al problema, emprendió el Proyecto Agrario de Zapotal, en una finca de 670 hectáreas, para beneficiar a unas 40 familias del cantón.

En otro aspecto, se han señalado algunos proble­mas legales en cuanto a los títulos de propiedad, lo que limita el acceso de los productores al financiamiento bancario, con el consecuente daño a la pro­ducción general y la disminución de las expectativas de bienestar del Cantón. (Fallas)
En los últimos años; extensas zonas de las partes altas en Laguna, Palmital, Zapotal y Cedral, se han dedicado a plantaciones de café. En otros lugares se ha emprendido el cultivo del tomate y se ha extendido el de la caña de azúcar con diversas variedades. Solamente ha disminuido, hasta un nivel muy bajo, la explotación de madera, posiblemente por agotamien­to del recurso.

Desde San Francisco, poblado que separa Montes de Oro del cantón central de Puntarenas, se dominan las cercanías de Arancibia, territorio que Montes de Oro perdió en la delimitación del cantón. Sim embargo, la expansión del cultivo del café y de las vías de comunicación no reconocen límites.

INDUSTRIA

La naturaleza de la industria

Como se dijo, y sin considerar la explotación mineral; la industria ha ido de la mano con el desarro­llo de la agricultura, por ser ésta la actividad determinante. De manera que las primeras, industrias estable­cidas en el cantón consistieron en el procesamiento de la producción agrícola, principalmente la caña de azúcar.
Como ya se dijo, el primer trapiche, que bien podría considerarse la primera máquina industrial introducida en lo que hoy es el Cantón de Montes de Oro, fue instalado por algunos dé los primeros ¡rabiadores, los señores Antonio Vega y Trinidad Campos, quienes además de traer las primeras semillas dé caña, transportaron el novedoso aparato «con mil esfuer­zos», a decir de don Carlos González Cordero.

El mismo don Carlos González recordaba que sus mayores habían llegado por primera vez a Los Quemados, precisamente para colaborar con la naciente industria cañera: «Don José Arias trajo a mi abuelo, Desiderio González, para que le hiciera unas cureñas» que necesitaba en el trapiche.
Actualmente, debido a su naturaleza, la industria de Montes de Oro no alcanza cubrir los servicios básicos que demanda su población, y muy poco se ha proyectado al resto del país y a las otras zonas o áreas del Pacífico Central. (Fallas, 1988) Esto último prob­ablemente solo se logrará cuando el Cantón encuentre las propias vías de desarrollo, como podría ser la industrialización de sus recursos naturales, especial­mente el oro y otros recursos que son peculiares y característicos.
Incluso no existe una capacidad industrial sufi­ciente para procesar las diversas e importantes mate­rias primas que genera el Cantón, las cuales se deben trasladar a otros lugares para ser procesadas y comer­cializadas. (Id.)

Don Israel Gamboa muestra los cafetos que producen un grano de primera calidad y con alto nivel de rendimiento, qué a veces alcanza, las cien fanegas por hectárea.

La Industria de principios de siglo

Gracias a aquellos tempranos esfuerzos, y a pesar de varias condiciones desfavorables, el desarro­llo industrial fue relativamente rápido, según se des­prende de algunos documentos. Así, a principios de siglo, la autoridad local informaba a la Tributación Directa, de la siguiente manera:
«Empresas industriales no hay más que la em­presa de luz eléctrica de don Alberto Echandi que da la luz a Puntarenas. Firma. Carlos Miranda Jefe Político». (Libro de copias s/n, nota 514, sept.14,1918)
Frente a esto, un inventario sobre recursos pro­ductivos industriales, levantado en los comienzos de este siglo por la Jefatura Política, con propósitos tributarios, dio los siguientes resultados:

En 1975, los datos recopilados por el IFAM daban el siguiente detalle: en Montes de Oro existían 41 industrias y de ellas, 20 eran de tipo, alimenticio, cinco no alimentarias y 16 eran de artesanía.
En ellas se empleaban 360 personas, de manera que el 87,8% del total de las industrias sólo ocupaban de uno a cinco empleados, mientras que dos, estable­cimientos empleaban de seis a 15 trabajadores, y tres daban ocupación a más de 15. empleados. (IFAM/AI- TEC, 1975,p.2)
De las industrias alimenticias, 14 eran lecherías, dos eran arroceras, dos eran panaderías, una era un beneficio de Café y otra, un ingenio de azúcar, dos lecherías ubicadas en Ciruelas ocupaban de seis a 15 empleados cada una y una arrocera en la misma comunidad, daba ocupación a 15 o más personas: Además, el ingenio de azúcar ubicado en San Isidro, empleaba a más de 15 personas. Todas las demás industrias alimentarias empleaban de una a cinco personas.
Quince años después, esos datos han cambiado sustancialmente, pues actualmente las lecherías em­plean mucho más de 15 trabajadores; el Ingenio El Palmar, ubicado en El Arreo ocupa a varios cientos de personas en período normal, y a muchos más durante la zafra.
En 1975, según aquel estudio del IFAM, las industrias no alimentarias eran: tres explotaciones de madera, una explotación de tajos y arena, y una mina de oro. En la mina trabajaban más de 15 personas y se trataba de La Unión.
En la categoría de artesanía existían ocho sastres, cinco costureras, dos zapaterías y una ebanistería. Ninguna de ellas empleaba más de cinco personas.
La distribución de las industrias por comunidad, era la siguiente:

El asentamiento campesino de Zapotal constituye un modelo desarrollado por el IDA con el apoyo de la Comunidad Económica Europea, y muestra cómo se han llevado hasta un rincón lejano, los beneficios del Programa Nacional de Vivienda.

COMERCIO

El comercio fue otro de los incentivos directos para la formación del núcleo poblacional de lo que actualmente es Miramar. Emigraciones importantes llegaron para atender las necesidades de abasteci­miento de los contingentes de trabajadores que se emplearon en las minas y para suplir las demandas de implementos de producción para la agricultura.
El comercio se desarrolló básicamente mediante la salida de la producción aurífera y agropecuaria y el ingreso de abastecimientos e implementos prove­nientes de otros lugares incluido, el extranjero.
En lo que hoy es Miramar, fue muy temprana y muy fuerte la formación de un núcleo de comerciantes de origen chino, que se agruparon principalmente en las vías de acceso a la zona minera. Pero, en general, el comercio se desarrolló en medida importante inclu­so en manos de comerciantes locales. En 1918, según un informe del Jefe Político, don Carlos Miranda, dirigido a la Tributación Directa, el 14 de septiembre de ese año, se detallaba de la siguien­te manera la situación del comercio del recién creado cantón:

Acerca del comercio de Miramar, por el año 1953, la evaluación que formuló el profesor Jorge Salas, fue la siguiente:
«El movimiento comercial interno de la villa cabecera da un número de establecimientos co­merciales de 21, distribuidos así: 14 pulperías, tres tiendas, dos boticas y dos refresquerías. Además hay dos panaderías».

Por lo demás, el comercio desarrolló un activo mercado local que, a través de sus distintas etapas de ampliación y progreso, ha sido el centro de abasteci­miento de la población cantonal. Don Leonardo Jimé­nez recordaba en 1952:
«Ese mercado se lo debemos a don Moisés Aguilar, a quien tenemos que agradecer las escue­las de Palmital, Arancibia y Cedral. Don Moisés ha sido siempre elemento preocupado por el pro­greso de nuestros pueblos». (CRAYH No. 15)

El anterior mercado fue construido a mediados de los años setenta, propiedad de la Municipalidad, y consistía de solamente ocho locales con un área útil de 285 metros cuadrados, que bien pronto se volvió insuficiente para las necesidades de la población. (IFAM, 1986).
Este mercado había sido construido por don Luis Ramírez (Biche), en virtud de contrato previamente firmado por don Francisco Mico. (E.González).
Dada esas condiciones, con base en el Programa de Desarrollo Municipal BID-IFAM del 30 de agosto de 1983, se elaboró el proyecto para la construcción del nuevo mercado municipal, que fue concluido e inaugurado en enero de 1990.
El proyecto original consistió en la construcción de un edificio moderno especialmente acondiciona­do, con un total de 20 locales comerciales en un área rentable de casi 354 metros cuadrados, planeado para dar servicio a más de 7.000 consumidores.
El costo presupuestado fue de ligeramente infe­rior a los 8 millones 165 mil colones, costeados mediante préstamo del IFAM (₡ 7,34 millones) y el aporte de la Municipalidad (₡825 mil). (Id.)
Hoy Montes de Oro cuenta con un moderno centro de abastecimientos e intercambio, ubicado en terrenos municipales y en el centro de la cabecera cantonal.

SITUACION ACTUAL

Industria y comercio

De acuerdo con los datos de la Municipalidad de Montes de Oro correspondientes a 1990, la expan­sión económica experimentada por el cantón ha sido considerable, si se compara con los indicadores correspondientes a años anteriores.
Tales datos, elaborados con la colaboración del Ejecutivo Municipal, don Sergio González, permiten señalar el carácter progresista de esta comunidad, en los campos de la industria y el comercio. Así:

El cultivo del café

En cuanto al cultivo del café, y de conformidad con datos elaborados por el Gerente de Coopemontes de Oro, Agrónomo Víctor Julio Arce, y amablemente facilitados para este trabajo, puede afirmarse que esta actividad se ha desarrollado en forma intensiva prin­cipalmente en el distrito de la Unión, aunque se sabe que en otros lugares lo han producido en pequeñas cantidades, desde hace muchos años, inclusive a fina­les del siglo pasado, cuando dio cuenta de su exist­encia, el obispo Thiel, según se ha relatado en otra parte.
En 1960 se instaló un pequeño beneficio; en las cercanías de Río Seco, en la Unión, respondiendo a una necesidad imperiosa de los productores, pues las distancias y las condiciones de los caminos hacían muy difícil el transporte del grano, hasta los benefi­cios de la Meseta Central. Ese plantel se ubicó en la Hacienda Jabonal, y era propiedad de don Edgar Mora García.
Este cultivo se ha desarrollado en terrenos cuya altura va desde los 700 hasta los 1.250 metros sobre el nivel del mar, y su auge actual sé inició en 1978, cuando el agricultor Carlos Luis Gamboa Villalobos llevó hasta sus propiedades en las alturas de Cedral, tres kilogramos de semillas, de variedades mejoradas, con los que formó un almacigo para formar su propia plantación.
En 1979, el Ministerio de Agricultura y Gana­dería conjuntamente con la Asociación de Desarrollo de Cedral, sembraron otro almacigo de 20 mil pares de café «caturra», que se vendieron a los agricultores a precios muy bajos.
El año siguiente, 1980, puede calificarse de his­tórico, pues Montes de Oro fue declarado por el MAG zona cafetalera, sobre la base de un estudio realizado por el Programa Cooperativo Oficafé-MAG, que de­ mostró las condiciones ecológicas favorables de Montes de Oro para el cultivo de ese grano.
En ese mismo año se estableció en Cedral, otro almacigo compuesto con 40 mil pares de café «caturra» y comenzaron a registrarse inversiones con fon­dos provenientes de créditos especiales.
A medida que fue desarrollándose el cultivo, fueron también apareciendo nuevos requerimientos derivados de él, como el beneficiado y la comercialización, la necesidad de insumos y otros elementos, lo que movió a los productores a integrar la Cooperativa de Caficultores y de Servicios Múltiples de Montes de Oro (Coopemontes de Oro), la cual agrupó a 160 asociados, cuando quedó constituida en 1983.
Tres años después, la Cooperativa adquirió el beneficio del Sr. Mora y abrió un almacén de sumi­nistros en Miramar.

De la cosecha de 1986 a 1987, la Cooperativa procesó 2.757 de las 4.000 fanegas que se produjeron. En 1988, los huracanes «Gilbert» y «Juana» destruyeron por completo la planta de beneficiado, y arrasaron parte de la cosecha que se encontraba almacenada en las bodegas. Entonces se dispuso el traslado de la planta hacia Cedral.
En la cosecha 1989-1990, recibió más de 16 mil fanegas, y se proyectaba para la siguiente cosecha, estar en condiciones de procesar alrededor de 18 mil fanegas, provenientes de unos 400 productores que actualmente están asociados.

Es interesante señalar que en algunos lugares, la producción ha superado las 100 fanegas por hectárea, muy por encima del promedio de rendimiento que es de unos 70 fanegas por hectárea, para las plantaciones técnicamente manejadas.
El cultivo de café en Montes de Oro ofrece trabajo a unas 400 familias y en la época de cosecha emplea otras 500 personas más, por lo que se trata de una importante fuente de trabajo y de ingresos que beneficia a todo el Cantón.
La explotación del café de manera intensiva y la formación de la Cooperativa de Productores han ace­lerado el desarrollo de la zona, y establecido algunos servicios básicos en la mayoría de las comunidades, con lo que ha aumentado notablemente el nivel de vida de la población en general.

Sin duda que el auge cafetalero se debe a la iniciativa y al esfuerzo de don Carlos Luis Gamboa, quien desde 1978 se dio a la tarea de hacer realidad aspiraciones que venían desde fines del siglo pasado, y las recomendaciones que por la misma época for­mulo Monseñor Thiel.

Artesanía oromontana Mario Ulate, además de deportista y marimbero es artesano. Produ­ce melodiosas marimbas cuya calidad sonora las distingue como extraordinarios instrumen­tos musicales.

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