Compuesto por: Germán Núñez Vetrano
Se acuesta uno y piensa que la angustia es un país lejano, donde se respira
por cada poro,
el dolor de ser hombre y de sentirse solo, como un árbol desnudo en medio de un desierto.
Dan ganas de gritar con el grito más hondo con los brazos en cruz y cara al infinito.