En cuanto al alumbrado público de Miramar, al iniciarse el siglo XX, era a base de faroles que quemaban canfín o kerosene, y se hallaban colocados a lo largo de las principales calles del cuadrante, sobre postes de madera o trozos de hierro de ferrocarril, de lo que derivó la expresión «estar debajo del riel», para describir a la espera junto a un farol.