Se cuenta que numerosos mineros acostumbraban a comprar al crédito en el comisariato de Los Quemados. Sin embargo, con alguna frecuencia, en los agitados días de pago, antes de cancelar sus deudas se iban a tomar licor elaborado por unas viejecitas que vivían hacia el sur, guaro que, según sus consumidores, «era una delicia». Esta expresión, según se dice, le dio nombre al caserío del lugar, Las Delicias.