Realmente no se dispone de datos precisos de la aparición de estos en la zona, ahora bien, aunque los yacimientos fueron descubiertos en 1865, la explotación sistemática se inció alrededor de 1881, por lo que se considera incluido en lo que se llama el Segundo Ciclo Minero.
La importancia económica del Cantón se reflejó en las visitas de políticos y empresarios, algunos de quienes fueron adquiriendo algunas propiedades en las inmediaciones; Por ejemplo, se sabe que en Pavones, localidad ubicada en el camino a La Unión, se ubicaron grandes extensiones de terreno a nombre de don José Joaquín Rodríguez, inscritas alrededor del tiempo en que era Presidente de la República, entre 1890 y 1894.
Sin embargo, fue hasta la primera administración de Don Ricardo Jiménez, entre 1910 y 1914, que se logró construir un puente formal para facilitar el acceso a Miramar hacia las minas, que se había constituido en una necesidad impostergable, dado el volumen del mineral que salía de la zona norte del cantón.
En cuanto a las condiciones de vida en los poblados mineros, don Leonardo Jiménez, hijo de fundadores, recordaba allá por 1953 en la revista «Costa Rica de Ayer y Hoy»:
«Yo crecí en lo que era pura montaña. Alguno que otro rancho se hallaba en la cercanía. Existían sólo dos casas. Una, la de Antonio Vega, y otra arriba de la Proveeduría, que era donde se guardaban los implementos, maquinaria, y herramientas de la mina Lá Unión. Allí también se dejaban los fierros para las minas de Bella Vista y La Trinidad. Dueño de esta última lo fue don Bartolo Calsamiglia y posteriormente lo fue don Carlos Giralt. Y los de La Unión que fue de don Chico Clavera, quien tuvo un hijo que fue periodista en Puntarenas.»
«La mina de La Unión… fue de don Santiago Millet. Con el tiempo estas minas pasaron al poder de unos gringos, junto otros yacimientos que se descubrieron después.