Es conveniente consignar que algunas fuentes sostienen que el terreno que ocupó antes la escuela había sido donado por don Juan Arroyo, siempre preocupado por la educación de la niñez, y quien por mucho tiempo luchó por la elevación en la calidad de los estudios que se impartía, junto con otros ilustres oromontanos.
En una crónica de 1953 aparecida en la revista «Costa Rica de Ayer y Hoy», bajo la firma de Rafael Armando Rodríguez, se describía de la siguiente manera, la situación de la escuela y su calidad docente.
«La escuela cumple con su cometido en forma bastante eficaz; se puede apreciar falta de preparación de un sector del magisterio, pero no debemos dudar que esta anomalía será subsanada. Existe el analfabetismo, especialmente en los distritos menores.
«Las escuelas no cuentan con edificios apropiados pero la enseñanza se imparte en forma regular. En el cantón hay solamente una escuela de primer orden, la de Miramar, con siete maestros: en San Isidro una con dos maestros, y de tercer orden en los siguientes lugares: Río Seco, Zagala Vieja, Sábana Bonita, La Unión, Palmital, Cedral, Arancibia».
Todavía en 1955 era muy intensa la lucha de los ciudadanos de Montes de Oro y de la Municipalidad, por obtener condiciones adecuadas para la educación de los alumnos. El 10 de marzo de 1955, la Corporación Municipal adoptó un acuerdo muy importante, para impulsar Reconstrucción el nuevo edificio.
Aunque se desconoce la suerte de los trámites que se emprendieron, algunos años después, las autoridades centrales promulgaron el Decreto No.134 del 30 de octubre de 1962, que a letra dice:
«El Presidente de la República y el Ministerio de Educación Pública, a solicitud de la Junta de Educación de Miramar, de la ciudad de Puntarenas, acuerdan:
«Bautizar la Escuela de Miramar con el nombre de José María Zeledón Brenes» (La Gaceta No.3706, nov.14, 1962).